No ocurre todo el tiempo, pero cada tanto alguna persona me hace un pedido de lectura con las palabras que no deseo oír: “échame las cartas a ver qué sale”…

¿Por qué no quiero escuchar esto? Porque considero que usar el tarot como mera “fábrica de pronósticos” no es el uso adecuado que tenemos que hacer de este arte milenario.

Échame las cartas a ver qué sale

El tarot no es solo futurología

Siempre sostengo que hay una idea equivocada de lo que es el tarot. Las personas piensan que básicamente sirve para hacer futurología, para pronosticar cosas, para vaticinar, y esto es cierto a medias.

Es verdad que el tarot vaticina cosas, hacemos un pronóstico, tratamos de mirar al futuro, no podemos negar eso. Pero la esencia del tarot no es esta.

Las personas también tienden a confundir al tarotista con un vidente, como un medium, como alguien que ve el futuro y tiene todas las respuestas. Esto tampoco es así.

El tarot, concretamente, lo que hace es ver qué posibilidades hay HOY de que las cosas ocurran de una cierta manera. Es un análisis de posibilidades, no un vaticinio concreto.

He dicho en no pocos artículos que estamos inmersos en un mar de posibilidades. No creo que haya un destino escrito, sino que ese destino lo vamos construyendo segundo a segundo.

Lo construimos con nuestras decisiones, nuestras acciones, con las elecciones que hacemos. También influye la propia imprevisión de la existencia, que es un factor que juega en el resultado y determina si las posibilidades se concretan como vaticinan las cartas o cambian.

El tarot como análisis de posibilidades

Con esto en mente, es muy difícil que, por ejemplo, tú me hagas una consulta sobre tu hijo que tiene un mes de vida y me preguntes “si será presidente, si será alguien importante, si se casará y tendrá hijos…”

Podemos echar las cartas y ver que tal vez sea presidente, que tal vez se case y tenga hijos, que tenga una vida fantástica o una existencia ruinosa.

Pero esas son las posibilidades que están hoy trazadas y que, como digo, cambiarán innumerables veces a raíz de las propias decisiones que ese niño vaya tomando a lo largo de su vida, más la buena o mala fortuna que lo acompañe, gracias al condimento que pone la imprevisión de la existencia  por su propia cuanta, sin tenernos en cuenta a nosotros.

Desconfianza hacia el tarotista: una barrera natural

Cuando llega una persona y me dice: “échame las cartas a ver qué sale”, creo que en principio tiene esta idea errónea del tarot.

Pero además se suma una desconfianza natural hacia el tarotista.

Yo esto lo puedo entender perfectamente. He ido a toda clase de videntes, tarotistas, gente que lee las manos, que usa el Iching y cuanta mancia podamos aquí listar.

En mi juventud, tenía esta misma reticencia, esta desconfianza. Pretendía que la persona me hablara del futuro sin saber nada de mí.

Era yo reticente a dar un contexto, a dar información, para que la persona no “se aprovechara” de ello.

Pero luego, cuando yo también comencé a echar las cartas, entendí que es imposible hacer una lectura de esta manera. Necesitamos un contexto.

También es verdad que hay gente inescrupulosa, que hay gente deshonesta, que justamente te sacará información para poder utilizarla en la mancia que esté haciendo en ese momento, sean las cartas, los búzios o la lectura de la borra del café.

La importancia de construir confianza en una lectura de tarot

En este punto, ya queda un poco en ti aprender a distinguir quién es quién y recurrir a gente en la que confíes para que te haga una lectura o cualquier otra mancia.

Porque lo que debes construir con esa persona es una relación de confianza, igual a la que harías con tu psicólogo, con tu médico, con tu arquitecto, tu abogado o tu asesor de impuestos, suponiendo que tengas la dicha de contar con todas estas asistencias.

Echar las cartas “a ver qué sale”: ¿Por qué es inútil?

Echar las cartas para ver qué sale es algo inútil. Estás malgastando el dinero cuando pagas por una lectura de esta manera.

Asumo que si vas a tu psicóloga, no te sentarás en el sillón en el primer encuentro y le dirás: “Cuéntame lo que me pasa y dame una solución” sin contarle nada de tu contexto.

Los psicólogos nos hacen hablar justamente para que puedan interpretar la situación, el contexto del problema, las diferentes cosas que entran en juego a nivel emocional.

Contexto: el elemento clave para una lectura precisa

Del mismo modo, cuando concurres al médico, no esperas que, apenas cruces la puerta, él, con solo mirarte, te diga que tienes un problema en la vesícula, una trombosis en una arteria de la pierna izquierda o un problema en la cuarta lumbar.

Es evidente que te sentarás y le explicarás tus síntomas, tus dolencias, le dirás si estás tomando medicamentos, antecedentes familiares, le darás un historial para que él pueda trabajar. Y, a continuación, te hará un chequeo.

Lo mismo podemos decir si construyes una casa. También debo asumir que no le dirás a tu arquitecto: “Hazme una casa a ver qué sale”, sino que le darás determinadas instrucciones.

Al menos una idea básica de cómo quieres la casa, cuántos dormitorios, si tienes niños, mascotas, si quieres un jardín con flores o un cuarto de huéspedes porque recibes muchas visitas.

Cuando pides una lectura de tarot, es lo mismo. Se necesita un contexto. Al menos yo, como tarotista, necesito un contexto.

No puedo hablar por todos, porque supongo que habrá algunos que sí son videntes y pueden hacer esa magia de pronosticar cosas de la nada.

No es mi caso. Yo no presumo de vidente, no lo soy. Me acerco más al trabajo de una psicóloga y, por eso, para hacer una lectura correctamente, necesito tu contexto.

Por qué rechazo lecturas sin contexto

Incluso suelo rechazar y devolver el dinero cuando alguien me pide una lectura, por ejemplo: “¿Qué futuro me espera en el amor?”, y no me da ningún contexto.

Si no me dice si está casada, si está separada, si está en una relación con alguien, si le gusta una persona, si está dispuesta a involucrarse…

Ejemplo práctico: Cómo el contexto cambia la interpretación

Hagamos un ejemplo. Tú me preguntas: “¿Qué futuro me espera en el amor?” y no me dices una palabra de tu vida.

Yo echo tres cartas y salen el Caballero de Copas, el As de Bastos y el Dos de Copas.

Con estas cartas, tenemos una enorme posibilidad de que el mensaje sea que hay una relación nueva para ti, que hay un nuevo amor.

Pero esto puede ser completamente equivocado si tu contexto es otro.

Si hace 25 años que estás casada y eres sumamente feliz con tu marido, este “vaticinio” realmente te parecerá errado, una estafa.

Solo servirá si tú estás sola y esperando vehementemente la llegada del amor.

En cambio, si tú me das tu contexto y me dices que hace 25 años que estás casada y amas con locura a tu marido, entonces interpretaremos el Caballero de Copas, el As de Bastos y el Dos de Copas con relación a eso:

A un renacimiento del amor en la pareja, a recibir buenas noticias, a reforzar el compromiso, incluso hasta comenzar algún tipo de negocio o trabajo juntos, podría ser la llegada de un nieto, etc.

¿Qué tipo de lectura es la más adecuada?

Esto, además, se complica según el tipo de lectura que hagamos. Será más difícil todavía si hacemos, por ejemplo, una Cruz Celta, en donde estamos sacando una sola carta por cada cosa que preguntamos.

Esto limita mucho más la posibilidad de matizar y de ver diferentes ángulos en la respuesta.

Por ello, la lectura celta no está entre mis preferidas. Ahora la he agregado al catálogo de lecturas que ofrezco, pero por años la tuve vedada porque no es el tipo de tirada que me parezca la más adecuada.

Incluso no va ni con mi gusto personal ni con la forma en que entiendo el tarot.

Por qué prefiero tiradas de tres cartas

Siempre prefiero echar más cartas. Tres cartas, por lo general, me parecen la opción más correcta.

Una sola carta es poco. Diez cartas me parece demasiado.

Pero una lectura de tres cartas nos dan un matiz interesante siempre, porque, volviendo al mismo ejemplo, si pidiéramos una sola carta y hubiera sido el As de Bastos, tendríamos un cierto mensaje.

Pero si a esto le sumamos el Caballero de Copas y el Dos de Copas, aumentaremos la cantidad de información que tenemos.

Tres cartas sirven para resolver casi cualquier tipo de pregunta y contexto.

Podemos ver el pasado, el presente, lo que debes hacer, lo que debes evitar, las cosas que están en contra, las que están a favor y hasta un resultado final para “cumplir” con esto de la futurología que esperamos de una tirada de cartas.

Conclusión: Preguntas concretas para respuestas útiles

Mi recomendación es que le des contexto a tu tarotista, sobre todo si le conoces y tienes confianza en su arte.

También recomiendo que hagas preguntas concretas, puntuales, no vagas y generales.

Ok, sí, puedes preguntar si encontrarás el amor, pero debes entender que es algo muy general. ¿De qué tiempo estamos hablando?

En este caso, sería mejor preguntar si vas a encontrar el amor en los próximos seis meses, en el próximo año o en los próximos dos años.

Mientras más puntualicemos, mientras más información brindemos, más podremos interpretar lo que nos dicen las cartas.

Del mismo modo que en el ejemplo del médico: mientras más información le des, más acertado será su diagnóstico, su “vaticinio”.

La importancia del formulario previo a la lectura

Cuando me piden lecturas, insisto muchas veces en que completen el formulario que aparece al hacer un pedido.

Este formulario es para tener un contexto mínimo: saber si tienes trabajo o no, si estás en pareja o no, si estás buscando el amor o no, si prefieres hombres, mujeres o te es indistinto.

Allí, además, puedes extenderte un poco más y contar tu situación.

Cuando no completan el formulario, suelo enviarles un correo para que me respondan por la misma vía, dándome un contexto para hacer la lectura.

Y esto quiero dejarlo claro: lo hago no para “sacar ventaja” ni usar tu información para manejar la lectura, sino para poder darte una mejor respuesta cuando las cartas muestren un escenario posible.

Si no estás dispuesta a dar información, yo creo que no deberías tratar de ver el futuro ni a través del tarot, ni de la borra del café, ni de la lectura de manos ni de ninguna otra cosa, porque las respuestas que te darán sin contexto serán muy imprecisas, muy generales y, en la mayoría de los casos, equivocadas.

A menos, como digo, que la persona sea un extraño e infrecuente caso de tener poder de clarividencia o videncia.

Si alguien tiene en verdad este poder, puedo asegurarte que la consulta te costará muchísimo más, que presidentes, líderes del mundo y famosos consultan a esta persona pagando cantidades importantes de dinero.

Aunque no niego que hay personas que tienen videncia, en general, creo que la mayoría de las personas que se dicen videntes no lo son.

Mi verdadero interés sobre el tarot

Mi interés, en verdad, es cambiar la idea que se tiene sobre el tarot.

Dejar de tomarlo como una futurología, sino como una guía de ayuda, en donde las cartas nos revelan cosas que tal vez nosotros no nos decimos o no logramos ver.

No están pronosticando cosas, sino dándonos un escenario que se puede mantener o puede cambiar, pero lo importante es que nos haga reflexionar, que nos haga cuestionar.

No vas al tarotista para que te lea el futuro. Vas a trabajar con él para encontrar respuestas.

Y la forma no es sentarte y decirle: “Échame las cartas a ver qué sale”, sino ver juntos lo que las cartas plantean para poder entender entre los dos el mensaje.

Tú podrás estar de acuerdo conmigo o disentir en todo.

Yo, aquí, solamente he querido plantear cuál es la mirada que tengo sobre el tarot, mi forma de entenderlo y cómo me gustaría que tú lo entiendas.

Para que, cuando me pidas una lectura, podamos encontrar juntos el mejor camino a seguir.